La Terapia Sexual consiste en resolver los diferentes problemas relacionados con la vivencia de la sexualidad de la persona o la pareja afectada, con el objetivo último de alcanzar el bienestar global de cada uno/a.

Muchas personas crecen con ideas equivocadas sobre la sexualidad, creencias insanas que perjudican su desarrollo evolutivo. Ciertas características individuales pueden generar problemas físicos, psíquicos, relacionales o emocionales.

Por este motivo, la Terapia Sexual no se centra de forma única en la cuestión sexual. Es frecuente que se aborden otros aspectos que puedan estar causando o resultar afectados por el problema sexual: los modelos de la infancia, la educación sexual recibida, las creencias respecto a la propia sexualidad y la de los demás, los tabúes, la autoestima, la sexualidad con uno/a mismo/a, la sexualidad en pareja, las crisis vitales, los traumas o heridas emocionales, las relaciones, los miedos o fobias, las preocupaciones, las dificultades laborales, enfermedades, o cualquier otro aspecto.

La Terapia Sexual puede ser individual cuando la persona piensa que su problema sexual está causado por alguna dificultad personal, o de pareja, cuando uno o ambos miembros de la pareja acuden porque intuyen que su problema sexual es consecuencia de dificultades de los/as dos o de la relación.