En la Terapia Familiar Sistémica los miembros de la familia se reúnen y trabajan juntos para aprender a encontrar maneras constructivas de ayudarse mutuamente y resolver problemas que comparten. La familia es considerada como uno de los recursos más potentes en momentos de crisis.
El/la terapeuta, a la vez que facilita cambios positivos del conjunto, apoya también el desarrollo individual de cada persona, respeta y comparte sus diferentes perspectivas, creencias y estilos de vida.
Se trabajan simultáneamente varias relaciones en el proceso de terapia familiar, por lo que suele ser más efectiva que otro tipo de terapia en cuanto a tiempo y obtención de resultados o cambios positivos.
Se consideran siempre los siguientes presupuestos:
- La familia influye en los procesos psicológicos de sus miembros y viceversa.
- Los cambios producidos en la familia, aportan cambios individuales y viceversa.
- Relaciones familiares y cambios en la vida familiar
- Salud mental de niños/as y adolescentes
- Parentalidad y conyugalidad
- Apoyo a los miembros familiares que atraviesan un proceso de separación o divorcio
- Trastornos de la conducta de los/as hijos/as, incluyendo problemas de atención e hiperactividad
- Trastornos emocionales como ansiedad, depresión y duelo
- Anorexia, bulimia y otros trastornos alimentarios
- Adopción o acogida de niños/as
- Violencia de género y doméstica
- Abuso de alcohol u otras sustancias
- Procesos de inmigración y adaptación cultural
- Cambios significativos en el ciclo vital (nacimiento de hijos/as, jubilación, emancipación de hijos/as, cuidado de personas mayores/dependientes, duelo…).