El 10 de septiembre se celebra el Día Mundial para la Prevención del Suicidio. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) “El suicidio es una de las principales causas de muerte en el mundo, especialmente entre los jóvenes. Más de 800.000 personas en el mundo mueren por suicidio cada año, es decir, una muerte por suicidio cada 40 segundos”. Con estos datos estamos hablando de una cuestión de salud pública de primera magnitud. Sabemos que es necesario hablar del suicidio para poder prevenirlo pero aún a día de hoy, el suicidio sigue siendo un tema tabú, tenemos miedo a hablar de ello e incluso los profesionales de la salud no tienen una formación adecuada en este ámbito.
En nuestro país cada vez se dan más casos de suicidio por lo que muchas personas se preguntarán qué hacer o cómo actuar si pienso que un familiar tiene la idea de suicidarse.
Lo primero de todo, debemos diferenciar entre la ideación suicida y la conducta suicida. La ideación suicida son pensamientos cuyo contenido está relacionado con acabar con la vida pero estos pensamientos no significan que vayamos a llevar la conducta a cabo. Es muy probable que much@s de nosotr@s tengamos algún pensamiento de este tipo al menos una vez en nuestra vida. A diferencia de la ideación suicida, la conducta suicida es la conducta de acabar con la existencia como tal y esa sí que tiene un mayor riesgo.
Para que el suicidio deje de ser un tema tabú y podamos prevenirlo aquí os dejamos con una serie de mitos para acabar con muchas de las creencias erróneas que existen:
- Quien se quiere suicidar se suicida sin más
Muchas personas piensan que las personas que se suicidan lo hacen de manera impulsiva e inmediata. Sin embargo, las personas suelen mostrar señales tanto verbales como no verbales de su conducta. Es por ello que debemos de estar atent@s a estas señales para poder prevenirlo.
- Quienes hablan previamente de su idea de suicidarse finalmente no lo llevarán a cabo
Hay muchas personas que comparten esta idea y creen que quienes en algún momento hacen alguna alusión a ello simplemente es para llamar la atención. No debemos de creernos esta afirmación ya que el 75% de los que se suicidan lo habían intentado con anterioridad y de cada 10 personas que lo llevaron a cabo 9 de ellas avisaron de su decisión o habían hablado de ello.
- No es bueno hablar del suicidio con una persona que se quiera suicidar ya que el riesgo de que lo haga aumenta
Al contrario de lo que se pueda pensar, hablar de ello no aumenta el riesgo sino que lo reduce y puede ser clave para su prevención. No debemos de tener miedo a hablar de ello con la persona, preguntarle qué ha pensado, cómo lo quiere hacer, cuándo y dónde. Si comprobamos que existe un riesgo real lo que debemos hacer es estar pendientes de esta persona y llamar a los servicios médicos para incluso poder ingresar a la persona y que sea atendida.
- Las personas que se suicidan sólo pueden ser personas con problemas muy graves
Las causas del suicidio son muy variadas por lo que habrá personas que sí que tengan problemas o trastornos realmente graves y otras personas que ni siquiera tengan ningún tipo de trastorno mental. La perspectiva y el afrontamiento de los problemas en cada persona es distinto y hay quien puede afrontar determinadas situaciones y quién no.
- Las personas que se suicidan son siempre personas con depresión
Aunque es cierto que el principal trastorno que se asocia con el suicido es la depresión esto no significa que sea causa-efecto. Otro de los trastornos con mayor comorbilidad con la depresión es el Parkinson.
- Las personas que se suicidan desean morir
Parece evidente pensar que si una persona quiere suicidarse o se suicida es porque no encuentra sentido a su vida y simplemente desea morir. Sin embargo, estas personas tienen una lucha interna y una gran ambivalencia. Por un lado desea morir para acabar con esta situación pero por otro está desesperad@ por vivir si las cosas cambiaran.
- Si la persona sobrevive a un intento de suicidio ya está fuera de peligro
En realidad, uno de los momentos más peligrosos es inmediatamente después del intento. La semana después del alta es cuando la persona está más frágil y hay mayor peligro de que se haga daño.
- Las tendencias suicidas son siempre hereditarias
Es cierto que el historial familiar de suicidio es un factor de riesgo importante del comportamiento suicida, particularmente en familias en que la depresión es común pero no es cierto que todo el suicidio se pueda relacionar con la herencia.
- Cuando una depresión grave mejora ya no existe riesgo de suicidio
Casi la mitad de las personas que han atravesado una crisis suicida y que acabaron suicidándose lo llevaron a cabo durante los tres primeros meses después de la crisis emocional, cuando todos pensaban que el peligro había pasado. Cuando la persona está en una depresión profunda muchas veces aunque tenga ideaciones suicidas no las lleva a cabo porque no se siente con la energía y capacidad suficiente para hacerlo. Sin embargo, cuando el componente motor de la depresión mejora y las ideaciones persisten, el riesgo se hace mayor.
- Suicidarse es un acto de cobardía
Las personas que deciden quitarse la vida no son cobardes, todo lo contrario. Hay que tener mucho valor para hacerlo. Son personas que llevan muchísimo tiempo luchando una batalla interna. Cuando llevan a cabo la idea de suicidarse es porque es el único recurso o salida que ven a lo que les ocurre, porque el sufrimiento es enorme.
Como vemos, el suicidio es una cuestión de salud. Sin embargo, queda en el silencio y en el olvido porque sigue siendo un tema difícil del que hablar. Hablar de ello, informar y el apoyo social son factores protectores para su prevención.
¡Aún queda muchísimo por hacer, no te calles! #YoSiHabloDelSuicidio