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¿Son los padres los culpables? Problemas de apego

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En determinadas situaciones podemos haber sentido cierto malestar o sufrimiento en forma de soledad, rabia, frustración, tristeza, ansiedad… ¿Por qué me siento así?, ¿qué hay en mí que hace que me afecte esto y a otras personas no? Y tras reflexionar, probablemente encontramos relaciones entre este malestar, la educación que nos han dado nuestros padres y las experiencias que hemos vivido con ellos. ¿Son nuestros padres los culpables?

Lo cierto es que, casi siempre, lo que nuestros padres realizaron o comentaron lo hicieron pensando que era lo mejor para nosotros. Eso no significa que lo hayan hecho todo bien. De hecho es bastante complicado, o mejor dicho imposible, que todo lo que hagamos en la educación de los hijos esté libre de errores. Por lo tanto, podemos decir que nuestros padres lo han hecho lo mejor que han sabido, aunque sus errores nos hayan podido causar mucho daño.

Pero, ¿por qué no se dieron cuenta de lo que necesitaba?, ¿por qué no se percataron del daño que me hacían?, ¿por qué no cambiaron su comportamiento cuando yo se lo pedía? Hay que plantearse cómo fueron educados nuestros padres, qué experiencias vivieron en su infancia, qué estilo de apego o de vinculación tuvieron con sus padres, qué necesidades fueron cubiertas y qué carencias tuvieron…

Por ejemplo, si nuestros padres fueron educados en un estilo autoritario a través de castigos y desde el cumplimiento de las obligaciones, ¿cómo van a educarnos a nosotros desde la motivación y el refuerzo de comportamientos adecuados? O si en sus casas no se hablaba de la tristeza, o incluso se ridiculizaba, es bastante lógico que hayan aprendido a tapar o no sentir la tristeza y se relacionen con nosotros desde cierta desconexión emocional. Es decir, la forma en la que nuestros abuelos se han vinculado con nuestros padres (también llamado estilo de apego) va a influir en la forma en que ellos se han relacionado con nosotros.

Entonces, ¿realmente los padres son los culpables de nuestro malestar emocional o nuestras limitaciones? No. Todos vivimos las consecuencias de los estilos de apego de generaciones anteriores. Pero las consecuencias negativas son modificables, se encuentra en nuestras manos la posibilidad de reparar y sanar el dolor que llevamos dentro, mediante un proceso de trabajo personal (ya sea en terapia, mediante formación en apego y crianza de los hijos) y aprendiendo nuevas habilidades para cambiar actitudes y cubrir mejor las necesidades de nuestros propios hijos, estableciendo un mejor estilo de apego con ellos.

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