Enseñar a dormir a nuestros hijos es uno de los temas que mayor dudas o problemas genera a gran parte de los papás y mamás. ¿Cuántas veces vuestro hijo o hija no quería irse a la cama y ha montado un berrinche que no sabíais cómo manejar?¿Cuántas veces habéis dudado si era mejor dejarle llorar o cogerle y calmarle? Si os ha pedido dormir en vuestra cama, ¿cuántas veces habéis dudado si era bueno permitirlo o era contraproducente?
Pues bien, nuestro objetivo es que el niño o la niña aprenda a dormir y mientras lo aprende se sienta querido, protegido, acompañado y seguro para cubrir estas necesidades básicas y garantizar el desarrollo de sus recursos y su bienestar psicoemocional. Todo método para aprender a dormir que respete este requisito es bienvenido.
Dicho lo cual, existen unos pasos muy concretos que facilitan la tarea de aprender a dormir a nuestros hijos:
- En el momento de acostarse leemos un cuento relajante, no activador.
- Le explicamos cómo se va a dormir, contándoselo a uno de sus muñecos.
- Le damos pecho (si es lactante) o agua.
- Le damos besitos y le metemos en la cuna y le decimos lo bien que van a dormir y con quiénes va a dormir: con Perrito y chupete, y los muñequitos que hay pintados en la pared, etc.
- Le decimos “Buenas noches amor, que duermas bien, mamá te va a cuidar desde el salón, porque mamá tiene que cenar que no ha cenado, ¿vale?” Le damos un besito y nos vamos de la habitación.
- Es esperable que llore intensamente. No es malo que llore. Es necesario que permitamos que llore sin pensar que le estamos traumatizando, pero no vamos a dejarle solo mucho rato llorando sino que vamos a ir sucesivas veces a calmarle, sin sacarle de la habitación. El niño aprende que “aunque mamá se ha ido, mamá vuelve, porque mamá en realidad está, aunque yo no la vea”. Poco a poco vamos aumentando el tiempo que tardamos en acudir a la habitación para que se vaya acostumbrando. No recomendamos fijar unos tiempos estrictos dado que es muy importante atender al tipo de llanto del niño/a (notarás que puede ser más deliberado o desgarrador).
- Al día siguiente celebramos que se durmió, diciéndoselo: “qué bien que conseguiste dormirte, muy bien por Moni, que contenta está mamá. Moni va a aprender a dormir muy a gustito”
- Vamos a contarle delante del niño, a todo el mundo que se pueda, lo bien que está consiguiendo dormirse (aunque todavía le cueste y así le animamos).
Es importante además que el padre y la madre tengan suficiente energía y descanso y se hayan puesto de acuerdo en las pautas a seguir para enseñar a dormir a su pequeño/a y en cómo apoyarse si surgen dudas. Se recomienda buscar un momento de unas cuatro semanas de entrenamiento para dormir, evitando que coincida con separaciones del niño de su padre y/o madre por viajes o acontecimientos.
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